La fiebre es un síntoma que generalmente se asocia con problemas de infección y que debemos dar importancia acudiendo a nuestro veterinario. El gato tiene una temperatura corporal entre 38´5 a 39´5 ºC, pudiendo variar de un individuo a otro. Un gatito al nacer su temperatura es de 37°C y a la semana de vida es 38°C. La temperatura corporal del gato es algo más alta que la humana.
Existe la creencia de que la nariz está más caliente y seca cuando el gato tiene fiebre, aunque la temperatura de la nariz está relacionada con su temperatura corporal, no es la mejor forma de asegurarnos si tiene o no fiebre.
La única forma de comprobar correctamente la temperatura de nuestro gato es con un termómetro en el recto o temperatura rectal. Esta acción no resulta nada agradable al gato, para evitar molestias, antes pondremos un poco de vaselina en la parte metálica e introduciremos con cuidado solo dicha parte. Podemos utilizar cualquier termómetro, aunque los digitales ofrecen mayor exactitud en la medición y respeto al medioambiente.
