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Miedo, fobia y ansiedad en los gatos


Los gatos son definidos como animales territoriales e independientes, a pesar de llevar siglos viviendo y haciendo compañía al hombre. Aunque muchas veces necesiten un espacio propio y no suelan ser partidarios de las grandes muestras de cariño, pasar muchas horas solos o los cambios importantes de rutina pueden alterar su carácter enormemente.

Dentro de las alteraciones en el comportamiento podemos hablar de distintas conductas como las agresiones a otros animales sin motivo aparente, la hiperactividad o el mal uso de la bandeja sanitaria. Esta forma de proceder puede deberse a causas orgánicas, como el dolor, o a cuestiones psicológicas, en cuyo caso necesitaremos de la ayuda de un etólogo.

Miedo, fobia y ansiedad
El miedo es una respuesta consciente, racional y emocional (defecación, micción, temblores...) ante la cercanía de objetos o en situaciones que son vistas como peligrosas por el animal. La conducta suele adaptarse al contexto que le provoca miedo y la exterioriza a través de peleas, agresiones o quedándose inmóvil.

Si la reacción fuera desproporcionada, hablaríamos de fobia que se manifiesta cuando la reacción ante determinados estímulos es exagerada. Lo peor de ésta es que es mucho más difícil de erradicar que las reacciones por miedo. Las fobias más comunes se relacionan con las tormentas, los ruidos fuertes, ambientes extraños, objetos nuevos y personas desconocidas.

Por último, la ansiedad es un estado caracterizado por el aumento de la probabilidad de desencadenar reacciones emocionales iguales que las que causan el miedo, es decir, el animal está muy sensible y cualquier estímulo puede producir respuestas exageradas. Por ello, la ansiedad se considera una enfermedad de adaptación que aparece en la mayoría de los problemas de comportamiento felino.

Las manifestaciones más comunes
Podemos diferenciar dos tipos, por un lado, las orgánicas que generalmente son consecuencia del dolor, como los temblores y las diarreas. Por otro lado, están las relacionadas con la conducta como intentar escapar, inmovilidad, agresión por irritación, comportamientos conflictivos como mecanismo de defensa. La más común de todas es la eliminación con marcaje urinario.

En el caso de los miedos y las fobias es más fácil anticiparnos a la reacción, porque están producidas por factores externos identificables. El problema es que la ansiedad es el resultado de la evolución de estos miedos y no suele responder a un estímulo exterior fijo.

Los comportamientos conflictivos
Los comportamientos conflictivos son actos motores que se manifiestan cuando un animal no es capaz de reaccionar adecuadamente en un determinado contexto. Existen tres tipos de comportamientos conflictivos: actividad de sustitución, comportamientos estereotipados y redirigidos.

El primero de ellos define un comportamiento normal que se manifiesta fuera de contexto y habitualmente de forma exagerada, cuando el felino se haya en un estado de sobreexcitación. Por ejemplo, podríamos señalar el lamido cuando llega a producir alopecia extensiva felina.

Si el estado ansioso no es tratado, las acciones anteriores pueden llevarnos a conductas estereotipadas, es decir, que se repiten en el tiempo sin ninguna función aparente. Por último, el comportamiento redirigido es normalmente la agresión contra otros animales o contra el propio dueño.

Diagnóstico y tratamiento
El miedo, las fobias y la ansiedad son respuestas a signos que pueden estar presentes en varías patologías de origen etológico, por lo que no son una enfermedad en si mismas sino un síntoma más. Lo más importante es establecer un diagnóstico etiológico, que conste de un examen clínico completo, una entrevista para ver su conducta y un análisis para descartar causas orgánicas.

El tratamiento más común es la combinación de dos terapias: la farmacológica y la comportamental. La primera suele ser la más rápida y la segunda nos asegura que los resultados obtenidos perdurarán en el tiempo. En definitiva, a la hora de controlar la salud mental de nuestras mascotas es fundamental acudir a un etólogo ante los primeros síntomas y no dejar que los miedos iniciales evolucionen hasta cuadros de ansiedad.

Claudio Gerzovich,
(etologo)